Las leyes de la física son un incordio y parece que están puestas ahí sin otra intención que entorpecer nuestros planes. Así lo supo ver en este poema, titulado «Una niñita tira del mantel», la premio nobel Wislawa Szymborska:
Desde hace más de un año se está en este mundo,
y en este mundo no todo se ha examinado
y puesto bajo control.
Ahora a prueba están las cosas
que no pueden moverse solas.
Hay que ayudarlas en eso,
correrlas, empujarlas,
cogerlas de un lugar y trasladarlas.
No todas quieren, por ejemplo el armario,
la cómoda, la inflexible pared, la mesa.
Pero ya el mantel sobre la testaruda mesa
—si se lo agarra bien de las orillas—
muestra disposición al viaje.
Y sobre el mantel los vasos, los platitos,
una jarrita con leche, cucharitas y un tazón
hasta tiemblan de ganas.
Muy interesante,
qué movimiento elegirán
cuando se agiten en el borde:
¿recorrido por el techo?
¿vuelo alrededor de la lámpara?,
¿salto a la ventana y de ahí al árbol?
El señor Newton no tiene aún nada que ver con eso.
Que mire desde el cielo y agite los brazos.
Esta prueba tiene que hacerse.
Y se hará.
Luego uno crece y parece llegar a una componenda con ese aguafiestas que agita los brazos desde el cielo, pero a la menor ocasión ya fantaseamos con evadirnos y romper sus reglas ¿Ejemplos de ello? Acaba de estrenarse en nuestros cines Spider-Man: Homecoming, que no guarda relación con la de 2002 rodada por Sam Raimi ni con sus dos secuelas. Tampoco con el reboot posterior de 2012 y su secuela. Ni siquiera con el spin-off anunciado para el próximo año. Sin embargo ha sido un enorme éxito en todo el mundo liderando la taquilla anual junto a otro reinicio, el de La bella y la bestia, el cierre de la trilogía sobre Lobezno, la segunda parte de Guardianes de la Galaxia y Wonder Woman.
En conclusión, todo esto nos dice que la gente quiere ver una y otra vez a personajes con superpoderes haciendo trizas a sus enemigos, ciudades enteras y de paso las leyes de la física. Hagamos entonces un repaso de las escenas más espectaculares e inverosímiles que hasta ahora nos han deparado. Así que voten o añadan su favorita.
(La caja de voto se encuentra al final del artículo)
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Descubriendo sus poderes arácnidos, en Spider-Man
Comenzamos con la anteriormente mencionada. Si durante las décadas previas el cine de superhéroes había aparecido con cuentagotas y muy a menudo en producciones de bajo presupuesto, la situación dio un vuelco con el nuevo siglo. Quizá por las posibilidades que ofrecían los efectos digitales y también porque se empezó a dotar a sus protagonistas de cierto trasfondo emocional y ambigüedad moral. Ya no eran (o no solo) monigotes haciendo acrobacias en pijama sino personas que sufrían, deseaban y dudaban con las que, pese a su excepcional singularidad, era posible identificarse. Esta cinta, y más concretamente esta escena, es un buen ejemplo de ello. El cliché del matón del instituto abusando del protagonista era mostrado ahora desde otra perspectiva en uno de los momentos más recordados de su metraje. No podemos decir que fuera el primer mannequin challenge jamás rodado —tal mérito corresponde a Shaolin Soccer— pero esa idea del protagonista desenvolviéndose como si el resto del mundo fuera a cámara lenta creó escuela…
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La velocidad de QuickSilver, en X-Men: días del futuro pasado
… Por ejemplo aquí. La saga de X-Men comenzó en el año 2000 y junto a la anterior, también de la Marvel, dio forma al género. Además, por qué tener a un solo superhéroe como protagonista si puedes poner una docena, cada uno con sus habilidades, trabajando en equipo o peleándose entre ellos, lo que amplía los arcos argumentales, spin-offs, crossovers, secuelas y precuelas, como esta en la que a base de viajes en el tiempo nos narra los orígenes. Pero aquí hemos venido a hablar de escenas espectaculares y la que ven arriba protagonizada por el hijo de Magneto es difícilmente superable, aunque saque de quicio a Newton allá donde esté.
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En tierra de nadie, en Wonder Woman
Claro que la idea de un grupo de personas dotadas de poderes extraordinarios conviviendo entre mil disputas, amoríos y alianzas no corresponde a Marvel ni a DC. Los antiguos griegos ya crearon algo similar, quedando algo tan vistoso que no es de extrañar que los cómics lo adaptasen a sus propios universos. Así que aquí tenemos a la Mujer Maravilla, una diosa criada en una tribu de amazonas que por los azares del destino termina combatiendo en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.
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La amenaza en la cafetería, en The Punisher
No todos los ejemplos tienen por qué estar rebosantes de explosiones, disparos de balas trazadoras y puñetazos que lanzan volando al desdichado que los recibe. Esta escena minimalista, situada en una cafetería con cuatro personajes, tiene una manera muy original de mostrarnos cómo amenazar a alguien sin perder la elegancia. El Castigador fue inicialmente un antagonista de Spider-Man, si bien en este caso su papel era el de héroe vengador.
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Lucha entre Ironman y Hulk, de Vengadores: La era de Ultrón
Por supuesto, si de peleas se trata este género las ofrece con una furia y estruendo inigualables, como esta en la que ambos protagonistas resuelven su particular desencuentro destrozando mientras tanto la ciudad entera. Para estar a la altura de su rival Tony Stark recubre su traje metálico habitual de un exoesqueleto llamado Hulkbuster, que le da un aspecto aún más temible. A resaltar el momento en que chocan puño contra puño y crean una onda expansiva, sí señor, puestos a dar espectáculo no hay que andarse con remilgos.
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Pelea de fútbol, en Flash Gordon
Esta otra puede que no tenga tantos efectos especiales como la anterior, pero admiren qué coreografía, qué sofisticación en su vestuario, qué intensidad en el combate. Sublime. Esta vez el personaje no pertenece a Marvel ni a DC, sino a King Features Syndicate, que también ha dado muchos personajes de renombre, desde Olafo el vikingo hasta Popeye. La película, de 1980, pese a su exuberancia estilística, al papel de Max Von Sydow y a su banda sonora de Queen no tuvo el éxito esperado.
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Confesión de Mr. Glass, en El Protegido
Como es sabido Shyamalan es un cineasta caracterizado por fiarlo todo a un desenlace inesperado con el que epatar a toda costa. Esta es la cinta posterior a El sexto sentido, cuando aún le salía bien el truco. Si todavía queda algún lector que no ha haya visto que no se le ocurra pinchar en el vídeo.
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Pelea en la carretera, en Deadpool
Un film que contaba básicamente con dos escenas de acción, una al comienzo y otra en su desenlace, pero muy bien aprovechadas. Eso sí, sus decapitaciones, desmembramientos y bromas sexuales la hacían poco apta para el público infantil que en otro tiempo era el destinatario de este género.
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Títulos de crédito, en Watchmen
Como siempre decía el tío Ben un gran poder implica una gran responsabilidad, así que es frecuente en muchas tramas de superhéroes la tentación del protagonista por rehuir su deber o por abusar de su poder. Por eso aquí se retomaba la expresión del poeta romano Juvenal de «¿Quién vigila a los vigilantes?» y para meternos en la narración comenzaba con esta excelente introducción que reescribe la historia reciente.
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Persecución en la carretera, en Capitán América: el soldado de invierno
Aquí podemos ver a algunos de los protagonistas de Los vengadores, la otra gran alianza de superhéroes junto a los X-Men. La película cuenta con otras escenas notables, como la persecución de Nick Fury o la pelea en el ascensor del Capitán América.
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El ojo y la bala, en Superman Returns
Como hemos visto anteriormente, tanto Wonder Woman como el Capitán América son capaces de parar las balas con su escudo. Pues bien, este hierático alienígena va aún más lejos, no se crean, deteniéndolas con el pecho como si tuviera un detente-bala del Sagrado Corazón. No contento con ello, en el momento culminante es capaz de frenarlas con el mismo ojo, y sin pestañear.
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Christopher Lee cantando, en El retorno del Capitán Invencible
El guionista de clásicos como la serie V, Comando, Limite: 48 horas o La jungla de cristal firmó también el libreto de esta película australiana que, digamos, no gozó de mucho éxito. Concretamente recaudó menos de la centésima parte de lo que costó, uno de los mayores fiascos de la historia del cine. El caso es que la historia lo tenía todo: un superhéroe que luchó contra los nazis bajo el nombre de «Leyenda en leotardos» pero que luego fue defenestrado en Norteamérica por llevar una capa roja —algo sospechosamente comunista, le decían—, por volar sin licencia y por llevar la ropa interior por fuera. Así que el hombre pasó a vivir retirado en el interior de la Estatua de la Libertad hasta que el mundo volvió a necesitar sus servicios. A todo ello había que añadirle soberbios números musicales como el que puede ver sobre estas líneas a cargo de un actor mítico. ¿Cómo algo semejante no tuvo el favor del público? Quién sabe… al menos tuvo un fan reconocido: Terry Pratchett.
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Conversión en robot, de Superman III
En 1978 Superman marcó un hito en la adaptación de los cómics al cine. Nos dejó muchos momentos reseñables, como aquel en que retrocedía en el tiempo para deshacer un entuerto. La segunda parte estuvo a la altura, con ese Zod ansioso porque todo el mundo se arrodillara ante él, y trajo consigo además una línea de guion que si bien en el original era algo anodina («you’re a real pain in the neck») su doblaje al castellano la elevó a cumbres poéticas pocas veces vistas: «eres más pesada que las moscas». Pero quizá es la tercera la que nos mostró la secuencia más perturbadora, como esa mujer atrapada por una computadora que la transforma en robot.
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La batpod y el camión, de El caballero oscuro
Si la saga anterior tenía un tono inequívocamente infantil, Christopher Nolan quiso con su trilogías de Batman dirigirse a un público algo más adulto aunque sin restarle por ello un ápice de entretenimiento. La escena del robo al banco merece ser citada, la del interrogatorio es de una gran intensidad dramática, pero la más característica es esta de arriba que saca partido a los artilugios propios del personaje, con esa batpod sencillamente grandiosa.
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Fuga de Bane, de El caballero oscuro: la leyenda renace
Como bien decía Mister Glass tan importante como el héroe es el villano contra el que se mide. Si es uno de chichinabo entonces el primero queda deslucido, por mucho traje y complementos con los que se adorne. Bane, con su extraña máscara y su discurso anarquista, es un digno antagonista, al que además se presenta con esta impresionante escena en la que le vemos fugándose de un avión en pleno vuelo.
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Batman salva a Martha, en Batman v Superman
Nolan había dejado el listón tan alto que alguien tan curtido en el género como Zack Snyder, con Watchmen, 300 y El hombre de acero a sus espaldas, dejó cierto regusto amargo a algunos espectadores en esta confrontación entre los dos personajes más conocidos de DC Comics. En cualquier caso esta escena compensa cualquier otra cosa.
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Lucha sobre el tren, en Ant-Man
Concluimos con el superhéroe más flojito de todos. La inolvidable El increíble hombre menguante nos mostró cómo nuestro mundo cotidiano se torna amenazador si uno encoge lo suficiente y un viaje al fondo de la habitación adquiere resonancias épicas. No es por ser aguafiestas, pero tal como mostraba James Kakalios en La física de los superhéroes, un humano reducido a escala de insecto además de tener que luchar a brazo partido contra ellos vería seriamente mermada su capacidad de percibir las ondas de luz y sonido, de manera que además de canijo sería sordo, mudo y ciego. Mal panorama. Naturalmente nada de eso importa al rodar una escena como esta, con uno de los desenlaces más anticlimáticos e hilarantes que se hayan visto en la pantalla.
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La entrada ¿Cuál es la escena más espectacular vista en una película de superhéroes? aparece primero en Jot Down Cultural Magazine.
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