Monday, November 27, 2017

Jot Down Cultural Magazine: Bautiza como puedas

Jot Down Cultural Magazine
Jot Down 
Bautiza como puedas
Nov 27th 2017, 11:38, by Diego Cuevas

Eternal sunshine of the spotless mind. Imagen: Focus Features.

En el noveno episodio de la muy recomendable serie El crítico, Jay Sherman (Jon Lovitz) acepta el encargo de escribir un guion para la tercera entrega de Ghostchasers, el equivalente a las películas de Cazafantasmas en el universo de la serie, una franquicia que aborrece. Cuando se sienta a evaluar junto al estudio los problemas de las dos películas previas, la compañía le informa de que en su momento ninguna de aquellas cintas funcionó bien en Italia porque a los distribuidores les ocurrió traducir el título original por Tua madre ha le spalle pelosa (Tu madre tiene la espalda peluda).

En marzo de 2017 googlear la cartelera de cine ofrecía una sorpresa incómoda: Kong: Skull Island, aquella cinta de acción y aventuras con gorila gigante y ecos de Apocalypse Now, se anunciaba entre las novedades cinematográficas bajo el descabellado título en castellano de ¡Este mono es un peligro! El estremecimiento general duró poco porque pronto se descubrió que aquello en realidad era una coña que se había colado entre las piernas del algoritmo de Google haciéndose pasar por título oficial. La culpa de era de un Manuel Álvarez que aún se estará riendo, un caballero que además de dibujar tebeos se mofaba de las disparatadas traducciones de títulos de película al castellano fabricando los suyos propios para airearlos en Twitter. Entre sus ocurrencias, además de ese ¡Este mono es un peligro! Un chimpancé que no se anda por las ramas, se encontraban cosas como una Wonder Woman traducida como Una heroína de pelotas (¡No dejes que te eche el lazo!), el Get Out de Jordan Peele transformado en ¡Se armó la negra! (Se ha metido en un marrón) o la fantástica conversión del Logan protagonizado por Hugh Jackman en un salado Logan do voy logando bezno (Un superhéroe que pincha y corta). Es difícil saber cómo pudo la chanza de Álvarez engañar a Google, aunque probablemente tenga bastante que ver con la lluvia de retuits que cultivó la ocurrencia, el hecho de que algún alma generosa editase la Wikipedia añadiendo el nombre ficticio y, sobre todo, que por aquí llevamos toda la vida sufriendo traducciones de similar, o superior, nivel de gilipollez.

La existencia de este tipo de adaptaciones delirantes, principalmente en países no angloparlantes, siempre ha sido un hecho conocido internacionalmente, tanto como para que los guionistas de El crítico lo convirtieran en gag y alguna estrella famosa lo haya convertido en broma: El actor George Takei asegura que la Star Trek original, donde interpretaba a Sulu, en realidad se conocía en Japón como Sulu, maestro de la navegación.

Ranciedades

Ojear los estrenos cinematográficos extranjeros en España durante el último cuarto de siglo fortalece la teoría de que en este país hay un único hombre encargado de traducirlos todos o en su defecto una mente colmena utilizando una colección de ranciedades como manual de estilo. Estratagemas entre las que figuran el recurrir constantemente a las mismas expresiones y coletillas, como ocurre con los socorridos apuros que se infundieron a Un padre en apuros, Dos polis en apuros, Novia en apuros, Ejecutiva en apuros, Una mamá en apuros, Mi ligue en apuros o Una policía en apuros. O las pelotas que se calzaron a la fuerza en Hermanos por pelotas, Un rockero de pelotas, Una pandilla de pelotas, Una juerga de pelotas, Semi-profesional: un equipo de pelotas o American Pie: una fiesta de pelotas, y que propiciaron la tontería de titular como Cuestión de pelotas dos películas diferentes con tres años de diferencia: Dodgeball y Mr. Woodcock. En todo caso, la más execrable de estas prácticas de traducción siempre ha sido la que se rinde al lirismo barriobajero, aquella espantosa costumbre de rimar los títulos. Algo que cualquier sociedad civilizada penalizaría con latigazos y que sufrieron cintas como Dos colgados muy fumados (Harold & Kumar go to White Castle), aquella Tropic Thunder que llegó con el subtítulo ¡Una guerra muy perra!, Dos canguros muy maduros (Old Dogs), Ejecutivo agresivo (Anger Management), Un canguro superduro (The Pacifier) y la hongkonesa She mao he hun xing quan que propició el espantoso ripio Luchador novato aprendiendo hasta del gato. Es bastante probable que la corona a la mayor desfachatez lírica en la traducción repose sobre la cabeza de Ice Princess, esa producción Disney que aquí alguien tuvo los huevos de estrenar como Soñando, soñando… triunfé patinando.

Let’s talk about sex, baby

En Francia viven obsesionados con el sexo, algo lógico si tenemos en cuenta que se trata del país sospechoso tanto de inventar el coito oral como de refinar la mitad de las posturas del kamasutra, y sus publicistas lo tienen muy en cuenta. A los franceses también parece atraerle mucho la lengua inglesa, y por esa razón en aquellas tierras se ha convertido en costumbre sustituir los títulos originales en inglés por otros que también vienen en inglés pero tiran de un vocabulario a nivel de primero de Muzzy (con abundancia de adjetivos comprensibles para todos como «bad» o «crazy»), y que de paso aprovechan para colar la palabra «sex» en cualquier rendija tratando de llamar la atención de las casquivanas mentes galas. De este modo, Cruel Intentions se transformó en Sexe Intentions, Step Up en Sexy Dance, Not Another Teen Movie en Sex Academy,  Made in Dagenham en We Want Sex Equality, Road Trip en Sex Trip, Wild Things en Sex Crimes, No Strings Attached en Sex Friends y What's Your Number? en (S)ex List. Una obsesión por renombrar con títulos en inglés que no se limitó a las refriegas genitales: American Hustle se tradujo en Francia como American Bluff, Killers como Kiss & Kill, Pain & Gain como No Pain No Gain y Pitch Perfect como The Hit Girls.

Familiaridad

Lluvia de albóndigas (Cloudy With a Chance of Meatballs) aterrizó en Israel convertida al hebreo en Está lloviendo Falafel porque por allí el ciudadano medio no estaba acostumbrado a esas pelotas de carne llamadas albóndigas. España exportó Las brujas de Zugarramurdi comandadas por Álex de la Iglesia hacia tierras norteamericanas bajo el nombre Witching and Bitching (que vendría a ser algo así como «Brujeando y zorreando») porque si ya resultaba difícil que parte de la población española señalase Zugarramurdi en un mapa, en el caso del norteamericano medio aquello era como acotar la Atlántida. Por razones similares Encino man se conoce por estas tierras como El hombre de California, puesto que nadie fuera de USA tiene pinta de saber qué coño es «Encino». La Moana de Pixar se convirtió en Vaiana en España para evitar conflictos con una marca registrada, en Japón mutó hasta un Moana y el mar legendario porque allí detestan los títulos cortos y en Italia se presentó como Oceania porque el italiano medio asociaba mentalmente el nombre original con el de la estrella porno Moana Pozzi, y aquella no era la manera favorita en Disney de promocionar una película.

Son of a witch hay que decirlo más. Imagen: Universal Pictures

Marvel acordó, tras diversos estudios de mercado, que lo mejor era estrenar Capitán América: el soldado de invierno en Alemania sustituyendo el título por El retorno del primer vengador. Un movimiento que se extendería hasta la tercera película (El primer vengador: guerra civil en lugar de Capitán América: Civil War) para probablemente evitar las antipatías que pudiese provocar un superhéroe con el nombre del país cuyo servicio de inteligencia se pasaba las tardes espiando a Angela Merkel. Jugadas similares ya habían tenido lugar con la primera entrega de la franquicia en países como Rusia, Corea del Sur o Ucrania. Lugares ariscos con los norteamericanos donde la distribuidora creyó que modificando el nombre nadie se daría cuenta de la nacionalidad de una persona que trota por el mundo enfundado en una bandera norteamericana. En Malasia la serie Mighty Morphin Power Ranges fue cancelada desde el Gobierno y forzada a modificar su nombre cuando algún ministro sagaz decidió que la palabra «morphin» (de metamorfosearse) sonaba demasiado parecida a «morphine» (de morfina) y aquello podría acabar induciendo a los impresionables niños malayos a meterse en las drogas con la intención de montarse su propio Megazord.

Oportunismo

Para aprovecharse del tirón de Regreso al futuro, en Brasil tuvieron el detalle de titular aquella Teen Wolf protagonizada por Michael J. Fox como Garoto do futuro (El chico del futuro) a pesar de que la cosa iba de hombres lobo y nadie viajaba en el tiempo. Algo similar ocurrió con un Desafío total (Total Recall) convertido en El vengador del futuro porque el Terminator de James Cameron se conocía por allí como El terminator del futuro. A mediados de los noventa los videoclubs irlandeses recibieron el horror cutre de Leprechaun 2 en una caja que rezaba Una boda y un montón de funerales. En Francia Resacón en Las Vegas se transformó en Very Bad Trip y la comedia de acción Los otros dos en Very Bad Cops porque se ve que Very Bad Things de Peter Berg caló bastante. En Italia Trial and Error se convirtió en Aún más tonto después de que Jeff Daniels arrasara haciendo el imbécil en Dos tontos muy tontos, y Get Smart, la película que revivió torpemente al Superagente 86, se presentó como Agente Smart: Casino Totale. España también se molestó en ofrecer ejemplos bochornosos de trágico oportunismo: La Salem's Lot del 79 se estrenó como Phantasma II a pesar de no tener nada que ver con Phantasma y provocando que a la auténtica secuela le tuviesen que poner un Phantasma II: el regreso. La película Angus se convirtió en El gran peque se va de ligue aprovechando que su director también había dirigido una El peque se va de marcha con la que la cinta no tenía relación alguna. Y en el caso de Get him to the Greek, una comedia con rockero desmelenado protagonizada por Jonah Hill y Russel Brand, la distribuidora demostró maldad sin límites al tunear vilmente el título de un clásico de Pedro Almodóvar y estrenarla como Todo sobre mi desmadre.

En Alemania los poseedores de los derechos de distribución de las películas de Godzilla se barnizaron el cutis con adamantio para convertir las cintas del lagarto mutante en entregas de la franquicia Frankenstein. Una treta elaborada a base de renombrar films y modificar guiones para que aquellos monstruos gigantescos se presentasen en la trama como creaciones del afamado doctor Frankenstein. Lo delirante es que los nuevos títulos también se atrevieron a meter a King Kong en la historia, un personaje que no aparecía en las versiones originales. Por culpa de todo esto los alemanes han merendado cosas como Frankenstein y los monstruos del espacio, Los monstruos de Frankenstein cazan al hijo de Godzilla, King Kong el monstruo de las profundidades, Los de Frankenstein pelean contra el monstruo diablo o Creaciones del diablo: Konga, Godzilla y King Kong. Cintas que tenían poco de Mary Shelley y mucho de japoneses enfundados en un disfraz de lagartija gorda.

Disparates

El libro de Roald Dahl Charlie y la fábrica de chocolate saltó al cine como Willy Wonka & the Chocolate Factory y desembarcó en España con el genérico título de Un mundo de fantasía, pero lo retorcido ocurrió en Dinamarca, donde algún visionario creyó que era una gran idea estrenar aquella fábula de aventuras infantiles con el agradable título El chico que se ahogó en la crema de chocolate. Animal House se estrenó por aquí como Desmadre a la americana y en Alemania lo hizo como Creo que me está coceando un caballo, Top Gun se convirtió en El amor está en el aire en Israel, The Full Monty en Seis cerdos desnudos en China, Los productores (1967) se transformó en Italia en Por favor, no toquen a las mujeres mayores sin razón aparente, España tradujo Monty Python and the Holy Grail como Los caballeros de la mesa cuadrada y Alemania la estrenó como Monty Python y los caballeros de los cocos, Boyhood en japonés lleva la sinopsis en su título: Yo, con seis años y hasta que me hago adulto, La mosca de 1958 es El experimento del doctor K en tierras italianas cuando ni el protagonista de la película ni nadie en todo el reparto tiene un nombre que empiece por K, Cómo ser John Malkovich suena a porno gay en tierras niponas por culpa de anunciarse como El agujero de Malkovich, The parent's Trap nos llegó como Tú a Londres y yo a California, Raising Arizona se tradujo como Arizona baby y el Rosemary's Baby de Roman Polanski tuvo los huevos de convertirse en un spoiler: La semilla del diablo. Shaun of the Dead se presentó con el inexplicable título de Zombies Party en la península ibérica, como L'alba dei morti dementi en Italia y como Un zombie llamado Shaun en Rusia a pesar de que el Shaun de la historia nunca se pasaba al bando de los no muertos. Dr Strangelove or How I Learned to Stop Worryng and Love the Bomb de Stanley Kubrick era complicada de traducir pero transformarla en ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú resultaba injustificable. Y que Police Academy se volviese una Loca academia de policía en castellano no parecía tan grave cuando nos enteramos que los argentinos, peruanos y brasileños la conocieron con un título mutante: Locademia de policía.

Futurama. Imagen: 20th Century Fox Television

Lo de Die Hard en cines españoles fue bastante desafortunado, la primera película se tradujo como La jungla de cristal con la excusa de ser una metáfora del edificio donde transcurría la acción, pero las secuelas (La jungla 2, Jungla de cristal: la venganza, La jungla 4.0, La jungla: un buen día para morir) tuvieron que cargar con un título que no ya tenía sentido alguno ante la ausencia de rascacielos que tirotear. La fabulosa Eternal Sunshine of the Spotless Mind de Michel Gondry llegó protagonizada por un actor conocido por comedias tontorronas, Jim Carrey, y aquello la condenó a sufrir etiquetas bobaliconas: en tierras españolas se bautizó como ¡Olvidate de mí! y en Italia como Se mi lasci ti cancello (Si me dejas, te borro), el tipo de frase que el mercado italiano suele utilizar para entretenimientos ligeros como esa Novia a la fuga de Julia Roberts que allí conocen por Se scappi, ti sposo (Si te escapas, me caso contigo). De la decisión absurda de convertir Star Wars en La guerra de las galaxias olvidándose de las estrellas, y de paso volteando el singular y el plural, parecían hacer mofa hasta en Futurama con una ficticia Galaxy Wars luciendo en la cartelera del cine.

Bautiza como puedas

Los alemanes conocen a la disparatada Airplane! como El increíble viaje en un avión loco y a su secuela (Airplane II) como El increíble viaje en una nave loca. Una tontería teutona que se extendió hasta convertir a Ruthless People (Por favor, maten a mi mujer en España) en El increíble secuestro de la loca señora Stone. La misma Airplane! también mutó en Argentina hacia un ¿Y dónde está el piloto? que se volvería contagioso provocando que comedias posteriores adoptasen títulos similares: The Naked Gun se tradujo como ¿Y dónde está el policía? y Repossesed como ¿Y dónde está el exorcista?  Tácticas similares se repetirían en otros países como Francia (Y a-t-il un pilote dans l’avion?, Y a-t-il un flic pour sauver la reine? o Y-a-t-il un exorciste pour sauver le monde?), pero sería en España donde provocarían el mayor número de víctimas. El hecho de traducir la película como ¡Aterriza como puedas! desencadenó la abominable moda de pegarle un «como puedas» a las comedias absurdas venideras en las que Leslie Nielsen participaba como protagonista o secundario: Agárralo como puedas (The Naked Gun), Acampa como puedas (Family Plan), Espía como puedas (Spy Hard), 2001: Despega como puedas (2001: a Space Travesty) o Esquía como puedas (Kevin of the North). E incluso a otras producciones de las que Nielsen ni siquiera formaba parte: Aprende como puedas (High School High), Mafia ¡Estafa como puedas! (que en su versión original se estrenó bajo la descojonante denominación Jane Austen's Mafia!), Escápate como puedas (Brain Donors), Asalta como puedas (Free Money) o los bochornosos y oportunistas bautizos de Kimberly, enróllatela como puedas (Kimberly) y Miss naufragio: desfila como puedas (Miss Cast Away).

Jane Austen's Mafia! Imagen: Buena Vista Pictures.

En el caso de China, el público lleva tantos años viviendo un fenómeno similar a la técnica «como puedas» que ha acabado asimilado la práctica como algo normal. Porque en dicho mercado el hecho de que dos películas no relacionadas compartan título por mero oportunismo es más norma que anécdota, y lo realmente extravagante del asunto es que el denominador común habitual para la treta son los actores protagonistas. Jim Carrey arrasó con Ace Ventura: detective de mascotas en aquel territorio y las distribuidoras optaron por estrenar parte de sus películas posteriores con el poco discreto truco de incluir la palabra «Ace», wangpai (王牌), en el título de las mismas: Un loco a domicilio, Mentiroso compulsivo, Como Dios u ¡Olvídate de mí! llegaron antecedidas de aquel Ace chino avisando a la audiencia de la presencia del actor en las películas. Una artimaña que salpicaría también a otras estrellas de Hollywood: Brad Pitt ha visto por allí cómo tres de sus películas (Seven, Siete años en el Tibet y Babel) portaban 火線 (huoxian, que viene a significar «línea de fuego») en el título, Will Smith ha tenido tres estrenos con un nombre encabezado por 全民 (quanmin, «la gente») y algunas de las pelÍculas de Matt Damon y Leonardo Dicaprio alojaron la palabra shengui (神鬼, «dioses y fantasmas») en el nombre a modo de anzuelo: ocurrió con las tres primeras entregas de Bourne y con Los hermanos Grimm en el caso de Damon, con El aviador y Atrápame si puedes en el de Dicaprio y con Infiltrados por parte de ambos al tratarse de una película donde participan los dos actores. Pero el caso más extremo es el del Hércules mitológico, exgobernador de California y actor ocasional Arnold Schwarzenegger, un hombre que ha visto como los traductores chinos insertaban con calzador la palabra «demonio» (mogui , 魔鬼) en los títulos de más de una docena de las aventuras que ha protagonizado. Una costumbre que asaltó films tan dispares como Commando, Danko: calor rojo, Junior, Poli de guardería o Terminator 3. Pero si existe algo inexplicable en el mundo del marketing cinematográfico chino es una tremenda obsesión por endosar la palabra zongdongyuan (總動員, que podría traducirse como una expresión a medio camino entre «movilización» y «¡A la carga!») en toda película posible sin seguir ningún tipo de criterio razonable. Una jugada que ha provocado que más de medio centenar de producciones de todo tipo (entre las que se encuentran cosas tan dispares como Desafío total, Buscando a Nemo, Elf, Hot Shots, Doce monos, Memoria letal, Cars, Abajo el periscopio, Pequeños guerreros o la muy sobada Agárralo como puedas) anuncien movilizaciones pseudomilitares desde sus disparatados títulos.

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