Monday, January 22, 2018

Jot Down Cultural Magazine: Videoclips excelsos

Jot Down Cultural Magazine
Jot Down 
Videoclips excelsos
Jan 22nd 2018, 11:16, by Diego Cuevas

Tras vivir durante años una fabulosa efervescencia, el propio concepto de videoclip comenzó a renquear cuando las cadenas musicales descubrieron lo rentable de dedicarle menos tiempo a las melodías y más a la farándula del reality. De repente, todas aquellas imágenes que engalanaban la música con bailes, mundos imposibles e historias fantásticas fueron relegadas a arrastrase por los trasteros de las cadenas televisivas durante horarios poco saludables. Y entonces llegó internet arrojando el salvavidas al presentarse como un flamante albergue para las creaciones audiovisuales excelsas. En 2014, los ingenieros de YouTube tuvieron que reescribir el código de la web al descubrir que un vídeo había roto el contador de visualizaciones tras superar el límite del mismo, un tope tasado en 2.147.483.647 reproducciones, y toda la culpa la tenía un surcoreano llamado PSY con un videoclip de coreografía al galope titulado «Gangnam Style». Hasta entonces nadie en las oficinas de YouTube había previsto que un vídeo superase en algún momento aquel número tan demencial de visualizaciones. Las redes digitales y las plataformas como YouTube o Vimeo habían llegado para catapultar al videoclip hacia una nueva edad de oro.

Y ahora mismo, una vez cerrado 2017, lo que toca es continuar la larga tradición de años anteriores y realizar una selección de los mejores vídeos musicales de la cosecha recién finiquitada.

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Leningrad – «Kolshik»

Director: Ilya Naishuller

«Kolshik» se estrenó en febrero del año pasado y solo necesitó cuatro minutos para sentenciar que sería el videoclip más desmadrado de todo lo que quedaba de 2017. Una salvajada que arrojó cabezas cercenadas de mafiosos, liberó animales hambrientos, electrocutó amantes y estrelló coches de antidisturbios en una pista circense entre surtidores de sangre. Un desbarre salpicado de detalles y ametrallado en pantalla como un gigantesco efecto mariposa narrado marcha atrás, a velocidades que el ojo del espectador no estaba acostumbrado a asimilar, con cada voltereta superando a la anterior y un desenlace (que en realidad era el principio de una tragedia) travieso y retorcido. Detrás del asunto estaba el realizador más cafre del panorama actual: Ilya Naishuller. Una persona que abandonaba el truco habitual de sus anteriores trabajos, la perspectiva subjetiva de un FPS que palpó techo en el largometraje Hardcore Henry, para demostrar que su incontinencia a la hora de parir animaladas era capaz de hacer que las entregas de Crank pareciesen capítulos de Pocoyó.

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Joe Crepúsculo – «Música para adultos»

Director: Alberto González Vázquez

Alberto González Vázquez (autor de Humor cristiano, Todos los hijos de puta del mundo, guionista del excepcional cortometraje Democracia de Borja Cobeaga y director de clips para Los Punsetes o Amaral) es una de las mentes más ingeniosas del mundo del entretenimiento y su capacidad creativa para fabricar maravillas con lo que tiene a mano merece más de una ovación en pie. La «Música para adultos» de Joe Crepúsculo se presentó con un videoclip que simulaba cuelgues e inoportunos anuncios de YouTube para enrabiar al espectador, utilizaba imágenes de spots e informativos para convertir en protagonistas a Jesús Vázquez, Matías Prat, Donald Trump, Cate Blanchett, Antonio García Ferreras o Eduardo Inda y acaba desbocándose hasta detonar una bomba atómica en Murcia o parodiar las polémicas de chichinabo que acuna Twitter. Una auténtica genialidad, o a ver a quién se le había ocurrido antes utilizar los banners publicitarios de YouTube como parte del contexto de la canción.

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Radiohead – «Lift»

Director: Oscar Hudson

En 1997, durante las sesiones de grabación del muy aclamado OK Computer, Radiohead parió «Lift», un tema que permanecería olvidado en un cajón durante las posteriores dos décadas. El año pasado, la banda reeditó OK Computer en una nueva versión titulada OK Computer OKNOTOK 1997 2017 que incluía remasterizaciones, caras B y tres piezas inéditas entre las que se encontraba aquel elevador abandonado. La promoción otorgó un vídeo propio a «Lift», un clip que proponía un paseo en ascensor tan extraño como enfrentarse a esta canción hoy en día. Radiohead ya no suenan así y veinte años separan al Thom Yorke que canta del Thom Yorke que protagoniza la historia: un hombre agotado que intenta bajar la basura pero ha de comerse todas las paradas a lo largo de dieciocho mundos insólitos.

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Vladimir Cauchemar – «Aulos»

Directora: Alice Kunisue

Calidad VHS, alegría flautista, un ruso bailarín, una absoluta ausencia de sentido del ridículo y una edición barata hacen que «Aulos» sea tan entrañable como para acunarlo entre lo más selecto del año. Y ya va siendo hora de dejar de puntuar las cosas con escalas numéricas y erradicar la mohosa justificación «es tan malo que es bueno» para etiquetar lo que nos divierte. Este 2017 hemos visto como Taylor Swift carbonizaba varias montañas de dólares en el videoclip de «Look what you made me do» a base de sobrecargarlo con paladas de CGI, y al final resulta que esta fabulosa chorrada de flautista saltarín, que Kunisue habrá montado en pijama desde su casa, es muchísimo más sorprendente, entretenida, creativa y simpática que los desfases multimillonarios de la estrella pop americana.

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Alt-J – «In Cold Blood»

Director: Caspar Balsley

A primera vista parece un documental sobre el ratón de campo narrado por, coño, el mismísimo Iggy Pop. Pero en realidad es una excusa para que los chavales de Alt-J empaqueten una violenta fábula de crímenes tan astuta como para evitar el tiroteo y centrarse en sus secuelas.

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Cassius junto a Cat Power y Pharrell Williams – «Go Up»

Director: Alexandre Courtès

Un concepto sencillísimo que requiere mucha maña: dividir la pantalla en dos y combinar un par de escenas no relacionadas. El resultado es tan espectacular como para convertirse en una mina de GIFs. Hasta se le perdona que Coldplay ya hiciese algo similar con otra canción que también apuntaba hacia arriba: «Up&Up».

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Young Thug – «Wyclef Jean»

Director: Ryan Staake y Young Thug

A Ryan Staake se le ocurrió que el vídeoclip de «Wyclef Jean» para Young Thug podría mostrar en pantalla al propio rapero haciendo arder en una pila el presupuesto real del proyecto. Pero la discográfica descartó aquel enfoque rompedor y optó por agarrarse a las proposiciones que lanzaba Young Thug para construir el clip: su presencia, una flota de cochecitos de juguete, barbacoas con salchichas gordas y mujeres en bikini. Staake aceptó dirigir las ocurrencias del artista pero cuando, varias semanas después, el director entregó el resultado sucedió algo maravilloso: el metraje definitivo era en realidad el testimonio de cómo Young Thug fue capaz de carbonizar en pantalla todo el presupuesto del proyecto de manera no literal. Porque «Wyclef Jean» quiso ser inicialmente un videoclip al uso, pero el rapero no se presentó en el rodaje y Staake decidió afrontar la catástrofe entregando un minidocumental descacharrante (y real, aunque parezca todo una treta) donde narraba todos los problemas y disgustos de filmar un producto que se la suda a su estrella principal. Tras estrenarse, «Wyclef Jean» se convirtió en un auténtico fenómeno viral.

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Jay-Z – «Moonlight»

Director: Alan Yang

El clip de «Moonlight» de Jay-Z es un producto insólito que zarandea la idea de los vídeos musicales como excusas para explorar un concepto revolucionario. O lo que es lo mismo, es la subversión de la propia idea de subversión. Una pieza que parte de una ocurrencia con potencial suficiente como para apretar llagas: un remake escrupuloso de la telecomedia Friends con un casting formado exclusivamente por actrices y actores negros (Jerrod Carmichael, Lil Rel Howery, Tiffany Haddish o Issa Rae entre ellos). Pero aquel concepto, que por sí mismo ya podría haber sido una crítica ácida sobre lo poco inclusivo de la industria, de golpe decide sabotearse a sí mismo, se autocalifica como «basura» y agarra al protagonista principal para alejarlo de la comedia y sentarlo ante el drama del sesgo racial en el mundo del espectáculo. Siete minutos que sacuden el metalenguaje hasta rematar con uno de los hechos más bochornosos de la historia del entretenimiento: la metedura de pata durante unos Óscar que proclamaron erróneamente a La la land como ganadora del premio a mejor la película cuando en realidad la estatuilla le correspondía a Moonlight, aquel dramón de reparto negro. «Y’all stuck in La La Land / Even when we win, we gon’ lose» canta Jay-Z.

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Lil Dicky – «Pillow Talk»

Director: Tony Yacenda

Lil Dicky decidió que para convertirse en actor de comedia no era mala idea comenzar por fraguar una carrera como rapero cómico. En 2013 estrenó el vídeo de «Ex-Boyfriend», una canción donde Dicky descubría que la expareja de su novia era un hombre perfecto con abdominales en el pene, y se convirtió en un fenómeno viral. Desde entonces, Dicky ha decidido  centrarse en la producción musical cómica y aparcar la carrera de actor hasta que llegue el momento adecuado. Aunque lo que ha hecho en realidad es fusionarlo todo: «Pillow Talk» llegó disfrazada con bases y versos pero en realidad era un gigantesco sketch, sobre conversaciones postcoito con desconocidos, forrado de efectos especiales con un cerebro animado y John C. Reily en el papel de Dios todopoderoso.

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Snails & Botnek – «Waffle House»

Director: Ernest Desumbila

Un apocalipsis provocado por hordas tumorosas de comida basura con pinta de dibujos animados. Tiene a un clon de Conan envasado en VHS y motorizado, la electrónica machacona de Snails y Botnek atronando, animaciones pringosas a base de babas de colores chillones y la desgracia de no rematar al estamparnos un Continuará en el mejor momento. Pero cualquier cosa que contenga la frase «Eso ya no es tu hijo, sino una doble cheeseburguer con bacon» merece reconocimiento instantáneo.

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Bonobo y Nick Murphy – «No Reason»

Director: Oscar Hudson

Un trabajo de artesanía demencial y asombroso, «No reason» atraviesa puertas hacia una misma habitación donde las proporciones y los objetos cuentan su propia historia. Un vídeo que desintegra los sesos del espectador cuando se descubre que no hay ningún tipo de efectos por ordenador implicados en el proceso. Todo lo que ocurre en pantalla es un elaborado truco de perspectivas en un escenario construido artesanalmente. «Hacer esto con CGI hubiese sido mil veces más sencillo, pero para mí esta presencia física y sus imperfecciones son los que lo hacen algo diferente y, espero, que mejor» apuntaba Hudson. Aplausos.

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Their Names – «Burning Star»

Director: Romain Laurent

Un hombre flotando en el espacio entre pezones, vaginas y culos de tamaños planetarios es algo que da para muchas lecturas y debates interesantes.

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The Academic – «Bear Claws»

Director: The academic

A los irlandeses The Academic se les ocurrió una idea tan disparatada como magnífica: aprovechar el retardo de las retransmisiones en directo desde Facebook para elaborar un loop eterno donde la canción se va tejiendo sobre la marcha a partir de la misma actuación del grupo que ha sido retransmitida segundos antes. Rodado en directo desde la red social de Zuckerberg, en una sola toma y con una pantalla que acababa convertida en una ventana hacía un bucle infinito.

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Katy Perry – «Swish Swish»

Director: Dave Meyers

Durante una tarde de mayo, Katy Perry se dejó amasar para convertirse en ingrediente de una comilona con la excusa de «Bon Appétit». Pero su vídeo potente para 2017 llegaría un puñado de meses después con la juerga desatada en «Swish Swish», un partido de baloncesto tan disparatado como para saberse viral de antemano e incluso hacerse el meme a sí mismo (minuto 2:10). Abarrotado de todo tipo de estrellas: Molly Shannon (Saturday Night Live), el reparto de la serie Glow, Hafþór Júlíus Björnsson (Juego de tronos) luciendo pelucas en los sobacos, la bailarina e instagramer Amanda LaCount, Jenna Ushkowitz (Glee), el jugador de fútbol americano Gronk, Gaten Matarazzo (Stranger Things), Doug the Pug (un perro carlino exitoso en las redes sociales), el incombustible Terry Crews, el modelo queer de tallas grandes Dexter Mayfield, la culturista Iris Kyle, el jugador de baloncesto Karl-Anthony Towns y The Backpack Kid, o la criatura que se hizo famosa en internet agitando sus peculiares pasos de baile. «Swish Swish» es tan tontorrón, pasado de vueltas y entretenido como deberían de haberlo sido, y nunca lo fueron, los herederos actuales de la MTV primigenia. También tiene a Nicki Minaj marcando raíces (de pelo) pero bueno, nadie es perfecto y el botón mute se inventó para algo.

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OK Go – «Obsession»

Director: Damian Kulash, Jr. y Yusuke Tanaka

Son ellos. Y siguen siendo la hostia. Hay que dejar de apuntar que su música nunca llegará al nivel de genialidad de sus videoclips porque en el fondo ya no hay manera de separar sus melodías de sus imágenes. A la banda más amiga de lo imposible se le ocurrió que para «Obsession» lo ideal era levantar una pared de quinientas sesenta y siete impresoras y coordinarlas para encadenar, una vez más, una ristra de cabriolas visuales acojonantes.

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Charlotte Gainsbourg – «Rest»

Directora: Charlotte Gainsbourg

La hija de dos iconos pop tan tremendos como Jane Birkin y Serge Gainsbourg debutó durante los años ochenta en el mundo musical junto a su padre y canturreando en un dueto que iba de provocativo pero se convertía en asquerosillo: ella tenía doce años, la canción se titulaba «Lemon Incest»Incesto de limón»), la letra estaba repleta de insinuaciones cuestionables y el videoclip oficial mostraba al padre y la hija medio en pelotas y jugueteando en la cama. Treinta y tres años más tarde, una Charlotte Gainsbourg convertida en reverenciada actriz y cantante publica un cuarto disco titulado Rest y lo utiliza como vehículo para explorar sus sentimientos ante la muerte de su padre (ocurrida a principios de los noventa) y la de su hermanastra Kate Berry (en 2013). Lo mejor de todo fue descubrir que el talento de la mujer también habitaba tras la cámara, porque la propia Gainsbourg se encargó del clip sobre el tema «Rest» confeccionando para el mismo uno de los vídeos más elegantes del año a base de un montaje minucioso. La artista también vistió otro tema del disco, «Deadly Valentine», con un hermoso noviazgo a través de los años.

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Los Punsetes –  «¡Viva!»

Dirección: Luis Cerveró

La letra del ácido «¡Viva!» de Los Punsetes entona  «Viva la tristeza, viva el dolor / viva lo que siento cuando estamos los dos […] Viva el terrorismo, viva la guerra / viva tener todo y echarlo por tierra» y la formación madrileña nunca necesitó dar explicación alguna porque en el fondo sus seguidores parecen tener más cerebro que el perfil del ofendido estándar de este país. El muy mañoso Luis Cerveró agarró aquellas celebraciones con sorna y convirtió al grupo en un equipo de payasos revolucionaros, violentos y guerrilleros que clavaban narices de clown sobre fotos de políticos, ametrallaban a un ejército de ratas humanas y torturaban a sus enemigos azuzando sobre ellos a idiotas caníbales con gorritos de cartulina. Entre bambalinas había reverencias a Godard, el payaso Charlie Rivel, la película Mister freedom de William Klein y un montón de anécdotas que el propio Cerveró reveló en un rincón de internet al explicar cómo se coció el vídeo.

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Björk – «The Gate»

Director: Andrew Thomas Huang

Uno puede comulgar en mayor o menor medida con las ocurrencias de Björk, pero incluso esgrimiendo el rechazo como única relación con la islandesa sería difícil no reconocer que se trata de una de las artistas más poderosas a la hora de trasladar su música a imágenes. «The Gate» era tan Björk, tan fastuoso, tan llamativo y tan singular como ella siempre lo ha sido.

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St Vincent – «New York» y «Los Ageless»

Directores: Alex Da CorteNew York») y Willo Perron («Los Ageless»)

«Cada disco que hago es un arquetipo. Strange Mercy era "Amas de casa empastilladas", St. Vincent era "Líder cultista de un futuro cercano". Masseduction es diferente, es una bella primera persona. Si quieres saber de mi vida solo tienes que escuchar este álbum». Annie Clark llegó a 2017 con un nuevo vástago musical en brazos y los dos videoclips para los cortes «New York» y «Los Ageless» lograron, a golpe de tonos pastel, cirugía estética, estampados de leopardo y una puesta en escena que convertía lo hortera en exquisito, formar una pareja tan perfecta como para que resultase imposible separarlos.

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Menciones especiales:

Dua Lipa con sus «New Rules» convirtió a sus pensamientos en bailarinas coordinadas y escondió en la piscina un Upside Down habitado por flamencos rosas. End of the world tenía en «One More Night» a la bolsa de plástico flotante de la película American Beauty como coprotagonista de una aventura romántica. Haim empezaron demostrando con «Want You Back» que solo necesitaban salir a pasear por la calle para montar todo un espectáculo y acabaron de fiesta, bajo la batuta del afamado Paul Thomas Anderson, en «Little of Your Love». Royal Blood se preguntó «How Did We Get So Dark?» en un futuro apocalíptico donde lo habitual era liarse a tiros para coleccionar conejitos con los que embellecer el coche. OrelSan enfiló a decenas de extras para un único plano en «Basique». Miya Folick se subió a la montaña rusa con una GoPro y «Give it to Me». Lorde protagonizó un magnífico «Greenlight» cantando frente al espejo, bañándose  en luces, bailando sobre coches y vagando por las calles mientras conservaba aquel aura de Gioconda moderna que la hace capaz de camuflar en el rostro los sentimientos. En «Over Everything», Courtney Barnett y Kurt Vile demostraron sencillez y elegancia en blanco y negro mientras se intercambiaban los versos en un dueto desde diferentes puntos del planeta. Kasabian montó una fiesta en un psiquiátrico con secundarios estelares que canturreaban «You are in love with a psycho».

Gorillaz presentó «Saturnz Barz», un videoclip que también ofrecía una versión en 360º para que el espectador pudiese cotillear entre los rincones de una casa encantada. Jay-Z utilizó el racismo de los dibujos animados añejos como vehículo para «The Story of O.J.» y Kendrick Lamar desplegó en «Humble» todas las triquiñuelas visuales que pudo comprarse. También destacó el (normalmente muy cansino) rapero Logic con su canción 1-800-273-8255, pero no por sus valores artísticos, sino por su impacto social. Se trataba de videoclip muy melodramático con reparto famoso (Don Cheadle, Matthew Modine o Luis Guzmán) que no era nada del otro mundo pero que dejó una importante huella en el mundo real: su título es el número de teléfono de la National Suicide Prevention Lifeline (la línea para la prevención del suicidio) y tras el estreno oficial las llamadas recibidas en dicho número se incrementaron de manera notable. Brendan Maclean, actor y cantante, apostó directamente por liarla tirando de shock value y estrenando en YouTube un clip para su tema «House of Air» donde varios caballeros practicaban sexo homosexual no simulado, explícito y variado (felaciones, coito, anilingus y fist fucking asomaban por ahí) o directamente hacían sus necesidades sobre otros caballeros. Aquella criatura de Maclean, que finalizaba con el propio artista como diana de una hez, aguantó de manera inexplicable durante un tiempo colgada alegremente en YouTube hasta que alguien decidió darle la patada a su coprofagia pop. Putochinomaricón (sí, ese es el nombre artístico del interprete) estrenó vídeos para «Gente de mierda» y «Tu puta vida nos da (un poco) igual» que nunca entrarán en ningún top por tirar de Word Art, iconos de WhatsApp e imágenes sisadas pero aquí lo mencionamos porque el mundo necesita que se conviertan en himno.

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Bonus track:

The Sneepers y David Hasselhoff – «Guardian's Inferno»

Director: David Yarovesky

El mejor videoclip de 2017 que no era un auténtico videoclip fue la promoción del lanzamiento doméstico de Guardianes de la galaxia vol. 2. Al director de la película, James Gunn, se le metió en la cabeza la chaladura de producir un videoclip de pintas retrosetenteras con Hasselhoff (que tenía un cameo de tres segundos en el film) cantando junto a la ficticia banda The Sneepers formada por el reparto de Guardianes Vol. 2 disfrazado para la ocasión. Por la pantalla asoman nuevas versiones de Zoe Saldana (Gamora en la película), Sean Gunn (Kaglin), Dave Bautista (Drax), el propio James Gunn aporreando la batería, el inmortal Stan Lee, Pom Klementieff (Mantis) o Chris Patt (Star Lord) envasado en un disfraz de robot. Lo más interesante es descubrir que bajo toda la pintura azul del personaje de Nébula de las películas se encuentra una Karen Gillian a la que le sienta demasiado bien el look setentero y que Michael Rooker (Yondu) con peluca es un clon de Billy Ray Cyrus. En la fiesta ha encontrado hueco para colarse hasta el gran Guillermo, aquel afable mexicano que brincó de vigilante de seguridad a cómico gracias al programa Jimmy Kimmel Live! Su presencia tiene toda la lógica del mundo y redondea un chiste casi tan grande como el propio vídeo, porque tal y como se reveló en el programa de Kimmel, Guillermo tiene un cameo en Guardianes de la galaxia vol. 2: hace de Polícia #2 y aparece en pantalla a lo lejos, entre las cabezas de una multitud, durante menos de medio segundo.

Relacionados: Recopilaciones de los mejores videoclips de 2016, 2015, 2014, 2013, 2012, y 2011.

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